viernes, 23 de abril de 2010

VIDA + VIDA + VIDA

Hace un par de días, mientras intentaba hacerle mantenimiento a un jardín, a medida que la lluvia, al principio muy fuerte, me lo permitía, se acercó al flamboyán salvado en la raya (¿se acuerdan?) un tucusito (colibrí)*, que se detuvo unos minutos a libar el néctar de sus coloradas flores. Sólo hasta ese momento, me di cuenta de lo importante que era este gran arbusto, para una especie tan especializada como esta. Los colibríes, en su continuo vuelo, alcanzan velocidades de hasta 80 km/h, y solamente obtienen su alimento de flores productoras de néctar. Generalmente, estas flores son total o parcialmente acampanadas. Para un pájaro con tal gasto energético, conseguir flores con estas características es una cuestión de vida o muerte. Es, a partir de este tipo de experiencias, que las palabras leídas en los manuales de biología, adquieren su real sentido. Términos como “autotrofo”, “heterótrofo”, “cadena alimentaria”, “consumidores primarios”, entre otros, muestran su rostro vital. No es muerte, es vida. Más allá de los tecnicismos biológicos, hay una dinámica sorprendentemente vital, un rosario de vida + vida + vida…, donde si hay muerte, es para dar paso a la vida. En este orden de cosas, los carroñeros, las bacterias, los hongos, no son los oportunistas de la naturaleza, sino aquellas criaturas que sostenidamente le abren paso a la vida. Es ese el equilibrio que debemos comprender, contemplar y valorar cada vez más. Sólo así, nos adentraremos en lo que la naturaleza ha propiciado desde tiempos inmemoriales: Vida + vida + vida…

*Familia: Trochilidae. Subfamilia: Trochilinae

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