viernes, 31 de julio de 2009

Hermano sol, hermana luna... ¡Hermano lobo! o la jardinería desde una perspectiva cristiana (parte I)

Hace unos pocos días, vi un documental en el que se mostraban los esfuerzos por reintroducir al lobo en diversas áreas de Estados Unidos y Europa. Debido a una cruel cacería, prácticamente, a mediados del siglo XX, había sido borrado totalmente de sus antiguos territorios naturales. En ese trabajo fílmico, se alentaba a conocer y a amar cada vez más a este lejendario animal. No puedo negar, que me impactó todo lo dicho y mostrado allí, y no pude dejar de recordar a aquel peculiar santo católico, que al contemplar la Creación de su Señor, elevó a la categoría de "hermanos", al sol, a la luna y al temido lobo. Nos referimos a San francisco de Asís. Es más, de buena pluma sabemos de un encuentro de San Francisco con el canis lupus, que transcurrió sin mayores problemas. Él, San Francisco, se manejó ante la bestia con dulzura y respeto -por ser criatura de Dios- y esta dejó de lado su ferocidad instintiva, para echarse a los pies del pobrecito de Asís. De este modo, Francisco reconcilia al lobo con la gente de un pequeño poblado. A partir de allí, ambos, lobo y pueblo (personas), interaccionarán sin mayores dificultades (la historia completa en: http://www.corazones.org/santos/francisco_asis_cantico.htm#LOBO%20DE%20GUBBIO). Así, que en aquel lejano siglo XIII, ya un místico católico, sin tanta publicidad sospechosa, hacía ecología de la buena.

Para no alargar mucho la reflexión, les dejó una joya literaria del Santo, que tiene un profundo valor teológico (se enmarca en la doctrina de la Creación) y ecológico:

EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,

porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.

Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor

y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

Sigue la secuencia de esta serie:


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