
Día del árbol, día festivo, que no aplica para la gran mayoría de los árboles que comparten con nosotros el espacio, en esta ciudad. A veces tengo la impresión, que para muchas autoridades y ciudadanos, los árboles no representan mayor valor que un poste de alumbrado o un destartalado recipiente para la basura. A mi vista, aparecen como seres, que “estoicamente” soportan toda clase de vejámenes y, simplemente, sobreviven un día más.
En esta ciudad, lo inconcebible, en relación al desprecio por los árboles, es lo usual: He visto árboles usados como “porta-avisos” o “porta-focos”, con su corteza totalmente engrasada (para matarlos o evitar que potenciales ladrones suban por ellos), o con cortaduras en su base (para destruir los vasos conductores de sabia y así el árbol muera lentamente de inanición), con rejas de acero –que alguna vez sirvieron para protegerlos- dramáticamente incrustadas en su tronco. Árboles que han sido rodeados de concreto en su base, o podados descabelladamente. Desde hace más de cuatro años, he sido testigo de como un árbol (de un jardín particular), al que se le destruyó la copa, sistemáticamente se le eliminan los retoños ya bastante crecidos, y él, tercamente, cada vez, produce numerosísimos nuevos retoños. Es una verdadera guerra contra los árboles.
Hace poco, un organismo del estado cortó un inmenso caobo, en la Av. San Martín, con la justificación de su posible caída. Lo cierto, es que su gigantesca copa ocupaba un área bastante grande, que permanecía siempre muy fresca, incluso en las horas de mayor radiación solar. Luego de la eliminación del caobo, la misma área, se ha vuelto –como en otras partes de la ciudad- insoportablemente calurosa. La gente se queja del calentamiento local y hasta lamenta la pérdida del arbolón, ¿pero realmente alguna vez valoraron con justicia a este magnífico ejemplar?
Desde hace tiempo había ideado este spot –para publicarlo precisamente hoy, Día del Árbol- y quise complementarlo con un testimonio gráfico, fruto de un recorrido de este a oeste de la ciudad, en el que se podrá ver que el descuido y la violencia hacia nuestros árboles, no tiene puntos cardinales exclusivos.
No pierdo la esperanza, que algún día los ciudadanos y las autoridades, trabajemos conjuntamente para mejorar la situación de los ya existentes y para “reforestar” nuestra gran ciudad.
Oeste de Caracas
(Artigas, Av. San Martín)
(Artigas, Av. San Martín)
¿Qué podemos hacer por ellos?
Al árbol debemos solícito amor, jamás olvidemos que es obra de Dios.
Quiero compartirlo
