domingo, 8 de agosto de 2010

EL VIVERO IDEAL


Inicialmente, titulé este artículo: "La Odisea de Visitar un Vivero". Pero, casi inmediatamente, decidí escribirlo bajo una perspectiva, espero, más cargada de humor. A continuación, les presento "El Vivero Ideal".

El vivero ideal, es aquel que, de entrada, está bien ordenado, con las plantas, los materiales y accesorios para la venta, bien distribuidos. La mayoría de los viveros cumplen con esta característica.

En el vivero de ensueño, todos los ejemplares "en vitrina" tienen su respectiva identificación; es decir, un rótulo, bien presentado, con su nombre vulgar y científico, como signo de dominio, por parte del viverista y su equipo, para ayudar a los clientes en la adquisición de conocimientos botánicos elementales y, sobretodo, para llamar a las cosas (en este caso, las plantas) por su nombre.

En el vivero ideal, además, todas las plantas en venta, tienen su precio perfectamente visible, para evitarle al cliente hacer una medio maratón, con las idas y venidas, en el intento por preguntarle al empleado de turno qué costo tienen. Todo el personal es amable, diligente, no se molesta si el cliente tiene la necesidad de preguntar, para conocer mejor acerca de la planta o las plantas, en las que piensa invertir su dinero. Y, como resultado de esa superabundancia de buena voluntad y respeto hacia el visitante, los empleados son capaces de sonreír y hasta de llevar una agradable conversación, por supuesto, sin caer en familiaridades.

Sí, en el vivero de nuestros sueños, te atienden por igual, llegues a pie (lo que indicaría, que no vas a hacer una compra grande, aunque, a veces, las apariencias engañan), llegues en un perol de mil batallas, o en una reluciente "nave". Y, aunque finalmente no compres ni tan siquiera una bolsita de tierra, igualmente te despediran con: "Muchas gracias por su visita, vuelva cuando guste".

Más aún, el vivero ideal tiene una página web o un blog, que realmente es útil para cuando necesitas saber si éste tiene tal o cuál producto, o especie botánica. Pero, de no ser así, puedes llamar con toda confianza, que por teléfono, además de atenderte tan amablemente como en persona, te darán toda la información que necesites, o, al menos, intentarán responderte con la mayor eficacia posible.

En el vivero ideal, tú no amarras las bolsas de tierra, porque el empleado de turno es descuidado o perezoso. Tampoco el dueño te grita, si se te ocurre tomar algunas fotos con el celular a determinadas plantas, sino que él mismo se ofrece a sacarte de la duda -si es que no se han colocado los respectivos cartelitos- y te ahorra el que tú busques en casa sus dichosos nombres.

Saben de qué te hablan. En el vivero ideal, no se les ocurre "meter" a los pájaros entre las "plagas del jardín", en su publicación web; y suelen ser equilibrados, a la hora de aplicar el calificativo de "plaga", a los habitantes del vergel (cosa que no es fácil). Tampoco tienen un doble discurso: Es decir, se presentan como protectores del ambiente, pero luego sus anaqueles están repletos de herbi-fungui-plaguicidas sintéticos y de dudosa reputación en lo que al cuidado del ambiente y sus criaturas se refiere.

Finalmente, en el vivero ideal, te venden tierra preparada de verdad verdad, no aserrín o madera verde pseudodespedazada, mezclada con otros materiales orgánicos a medio descomponer (más trozos de tela, plástico, vidrio, que a veces se cuelan). Estos residuos de madera verde, luego requerirán de grandes cantidades de nitrógeno de tu jardín para ser descompuestos (y empobrecerá en términos de nutrientes a éste), o se convertirán en una especie de masa pastosa, al ser humedecidos, e impedirán el buen drenaje, lo que facilitará la pudrición de las raíces, sobretodo en las macetas. En el vivero ideal, una vez eliminados los restos de los desechos elaborados de la mezcla, te lo venderán como "material para mulching o acolchado" y te harán la salvedad: "No es abono".

Posiblemente, se nos escapen algunos detalles. Pero básicamente, estas son las líneas maestras del vivero ideal, para que sea sobretodo más humano. Sí lo conoces, escríbenos y pasaremos la voz.

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1 comentario:

La Paisajista dijo...

Jolin! Que sueño de vivero!
Ya quisiera yo tener uno así bien cerca!
Muy buen texto Argenis.
Un abrazo