domingo, 15 de agosto de 2010

ÁVILA: DECIMOQUINTA REFORESTACIÓN DE UNA MONTAÑA DE GENTE

Una Montaña de Gente con Don Félix Rotondaro (camisa de tres franjas horizontales)

Me levanté a las 5 de la madrugada, un poco a regañadientes por parte de mi humanidad. ¡Día sábado, con jornadas precedentes de jardinería muy intensas! Eso flotaba en el fondo de mi mente... Pero ya me comprometí en Facebook, ripostaba mi conciencia. No me dejaba amedrentar: Sin vacilar me fui al baño. De allí "corrí" a ponerme el vestuario de rigor. Un desayuno súper proteínico, preparado rápidamente. Le escribí una nota a mi mamá, metí los guantes en el morral, tomé el koala, agarré la cavadora y salí al pasillo del edificio, bajé las escaleras y, finalmente, me encaré con el nuevo día.

Me reía de mí mismo: "Un tipo, a estas horas del sábado, con una cavadora, caminando por una calle sola". Llegué al metro... Hacía memoria: "Te quedas en Los Dos Caminos, no en los Cortijos". Apenas bajaba el andén, llegó el tren. Estaba repleto, predije que era el de Zona Rental, aún así pregunté... Estaba en lo cierto. Gracias a Dios, el vagón que me tocó, tenía espacios que me facilitaron maniobrar con mi acompañante mitad acero, mitad madera y, por suerte, tan flaco como yo.

llegué al sitio a las 7 am, busqué gente ataviada como para subir la montaña. Nada de nada. Me preguntaba ¿si era delante del centro comercial o a la salida de la estación del metro? Desde mi cacharro (un viejo pero eficaz celular), me conecté a la internet, busqué Una Montaña de Gente (UMDG) y allí estaba el dato: "Delante de la estación..." Al rato, llamé a Cristina para decirle que ya había llegado. Ella me dijo, que venía en camino.

Llegó Cristina y sus hijos Zoe, Moisés y el pequeño Elías (que es todo un personaje). Cristina llevaba un cuaderno en el que anotaba, con un orden anglosajón (o japonés, si lo prefieren así), todos los detalles. Rápidamente concluí que de esa libreta salían las estadísticas que luego leemos en Facebook. Un grupo se dilató en llegar, así que Cristina nos envío adelante. Me fui con un grupo de chamos de UMDG. No paraban de bromear, de jugarse entre ellos, de reir, todo eso de manera muy sana. Por supuesto, yo también me sumé a las bromas o, más bien, al chalequeo que le hicimos a uno (creo que era Edgar, si no que me perdone), que pensaba que era Domingo.

llegamos a la entrada del Parque, allí conocí a Don Félix Rotondaro, quien sería homenajeado ese día, por sus dieciséis años de ininterrumpida labor de reforestación del Ávila. Subimos al guardaparques de Estribo de Duarte, éramos casi los primeros que llegábamos. Al rato, empezaron a subir camionetas de Inparques con gente y los equipos para el homenaje. Se soltó a llover fuerte, los hijos de Cristina llegaron en una 4 x 4 y ella, Cristina, un poco más tarde, a pie, en medio de la lluvia.

LLegó el Director de Inparques y la correspondiente comitiva. Se hizo el homenaje a Don Félix, luego el acarreo de arbolitos, la fila india respectiva y, finalmente, ¡por fin! en la parcela a reforestar. Los chicos y chicas de UMDG y yo, nos ubicamos en un área (aunque también hubo voluntarios de otros grupos). Me sorprendió mucho Ángel, que unos metros más abajo de mí, no sólo sembró sus árboles, sino que resembró otros muchos y hasta entutoró otros cuantos. También, un poco más a nuestra izquierda, estaban Edgar, Ariadna, Héctor y Yerry, que trabajaron igualmente con mucha intensidad, pero con divertidas bromas todo el tiempo. Le bromeaban a Shalimar, que no podía ayudarles, porque tuvo que ser medicada con toxoide, a consecuencia de un encuentro inamistoso con hormigas, que la picaron (de tal manera que su tobillo derecho y muñeca, creo que izquierda, se inflamaron).

Finalizada la jornada (fuimos los últimos en irnos), recogimos las bolsitas en que venían los árboles, regresamos a la casa del guarda y allí celebramos el cumpleaños de la Sra. Leonor. Su hijo, Yerry, de incógnito llevó dos magníficas tortas y fueron la base para cantar el "cumpleaños feliz" largo, corto y piadoso. ¡Todo un acontecimiento! ¡Mucho más de lo que podía esperar! Fue una jornada muy especial. Como ha de suponerse, bajamos a la Cota Mil para dirigirnos a nuestros hogares.

De regreso, no dejaba de pensar, en la experiencia: La jovialidad y cariño de todos esos jóvenes (por supuesto de los adultos, pero no eran muchos), su entrega, su alegría, sus sueños y esperanzas. ¡Fue, sin lugar a dudas, gracias a Dios, a una Montaña de Gente y a nuestro querido Ávila, mención especial a Don Félix Rotondaro, que donó todas las plantas que se sembraron, un día maravilloso!

Para ver más de esta Jornada:
http://www.facebook.com/album.php?aid=190437&id=581858191&ref=mf
http://www.facebook.com/album.php?aid=202455&id=754286169&ref=mf

Detalles:
  • Pido excusas por los nombres que omito. Es que no los recuerdo todos.
  • También, participaron en la Jornada Mariángel, Sabrina y Cristal, aunque no las nombro en el relato.
  • La foto de este artículo fue tomada del album de Cristina Vaamonde en Facebook (yo no llevé la cámara, que "está de viaje" con mi Señora e hijas).

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