martes, 19 de octubre de 2010

TOUR DE TRABAJO

Memoria del martes 19 de octubre

Salí temprano para "saltarme" las colas, pero después de intentar varios atajos, me convencí que no había otra mejor opción que la autopista (Francisco Fajardo). Ayer fue distinto, logré abarcar decenas de kilómetros en contadas horas, de tal modo que atravesé a Caracas de oeste a este hasta tres veces. Ya metido en la tranca, me lo tomé con calma. Pero tomármerlo con calma, no significaba rendirme a la ineficacia; así que empecé por hacer limpieza en mi "koala": Boté todas las facturas y los recibos de los cajeros automáticos ya caducados. Una vez hecha la limpieza, ordené los papeles sobrevivientes. Revisé las tareas del día y, entre frenadas y arrancadas, llegué al "caño" del Guaire: Un lugar en el que se suelen reunir un grupo de garzas blancas. Entre lamentarme y alegrarme por este espectáculo urbano salpicado de vida silvestre, me decidí por lo último. No deja de ser sorprendente. Las garzas llevan décadas arraigadas en ciertas "riveras" de este río saturado de contaminantes, y su población no sólo no ha mermado, sino que ha aumentado sensiblemente.

Después de la observación de este "paraje llanero", la cola se hizo todavía más lenta, al punto que ningún carro se movía por ratos muy largos. Así que me apliqué a la revisión, tabla en mano, de la semana presente y a la organización de la siguiente.

En medio del bochorno de la media mañana, entre el cielo y el asfalto, vistas como la de este jardín -sobreviviente a incontables días de polución y sequedad- o del mural de Pedro León Zapata, fueron verdaderamente refrescantes. Justo en este momento, con una lista grande de plantas y materiales por comprar al otro extremo de la ciudad, no me encontraba ni estresado ni con ansiedad, sino alegremente sereno. ¡Son tantos los detalles a lo largo de la autopista... Y me dejé impresionar!

Siguieron las plumerias rubra con su copa perfectamente formada y su generosa floración.

Y para variar, una imagen del majestuoso "Ávila".

Una vez realizadas las compras, ya de regreso (Cortada del Guayabo-Potrerito), me impresionó como el homo sapiens le disputa al bosque intrincados espacios y deja "rastros" por doquier. Mención aparte merece el embalse "La Mariposa", con un aspecto muy lamentable y esto, en plena temporada de lluvia.


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